Si tenemos que firmar un contrato del tipo que sea, preocupémonos de leer la letra pequeña, esa que está al final y que parece que no existiera, porque pude encerrar grandes sorpresas, y no sabemos lo que nos puede venir después de haberlo hecho sin enterarnos de su contenido.
La letra pequeña, es una aberración más de las que tanto abundan y que por desgracia tiene tanta validez, como la tiene el contrato que firmamos.