Hoy es un día muy especial para mí, aunque no es un día feliz, –tengo que decirlo—porque hoy escribo por última vez este blog y les digo que no es fácil dejar de hacer algo que me ha gustado y que me ha dado la satisfacción de creer que en algo he ayudado a que este mundo cambie para bien y lo creo así porque el fin de este blog ha sido denunciar lo que está muy mal hecho, sin pelos en la lengua y como dice el dicho, llamando: “al pan, pan y al vino, vino”, sin distingos de ningún tipo porque soy de los que cree que todo lo que esté mal hecho y afecte la vida de millones de personas en el planeta, tiene que ser denunciado, venga de donde venga y hágalo quien lo haga, sin temor a represalias y sin piedad, la misma que tales bellacos no han tenido con nadie.
He llamado las cosas por su nombre y cuando me he referido a políticos y a todo lo que conforma el poder económico—el gran poder como lo he denominado–, los poderes que se han “cagado” en todo, los he llamado como se merecen o como autorizan sus actos, así los he nombrado: Sátrapas, hijos de puta, ladrones, corruptos, avariciosos, asesinos, guerreristas, opresores, mezquinos, degenerados, reyes de la desinformación y de la demagogia, criminales de lesa humanidad, solapados, bellacos, sinvergüenzas y muchas cosas más que en este momento se me escapan.
El tema de hoy es: Hasta siempre
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El tema de hoy tiene que ver con el asunto del coronavirus al que no me gusta referirme porque creo que cuanto más se repite algo, más intenso se vuelve y esto no me lo he inventado yo, es una ley natural que nos muestra la manera de funcionar de nuestra mente que se alimenta más y mejor cuando se le repiten con intensidad las cosas, pero si voy a decir algo al respecto y es que el verdadero nombre del popular virus es: Control social, es miedo colectivo y es bueno ya que hablamos de miedo, recordar las palabras del libertador de América Don Simón bolivar: «Por el miedo nos han controlado más que por la fuerza.
El tema de hoy se me ha ocurrido a raíz del “escándalo” desatado por revelaciones de compra de votos en la campaña presidencial que en Colombia llevó a la presidencia a Iván Duque, algo que no tiene nada de nuevo pues eso de comprar votos es tan antiguo como la “democracia” y se da en cualquier país del mundo, llámese “democrático”, dictadura o lo que se llame, que el nombre no importa, importa el hecho y si de verdad ese acto se castigara, no existiría sistema político y sentencias judiciales tendrían todos los que se dedican a vivir del cuento, del enredo y del rebusque, quiero decir, los políticos, no es solo la Merlano y los enredadores de la costa, todos juegan en esa cancha y la Merlano solo es un chivo expiatorio de las desvergüenzas de un sistema político podrido que pide a gritos una renovación desde sus cimientos. 
De que va nuestro escrito de hoy? Pues versa sobre la agresión que tuvo lugar en Bogotá Colombia de parte de una “señora”—no sé si se merezca el apelativo de…”señora”—y un hombre y una mujer de nacionalidad venezolana.
El tema de hoy nos lleva por el camino que transitamos cuando los años nos atropellan y desde mi punto de vista tengo que decir que los años atropellan a quien no tiene respeto por sí mismo y por la vida y cuando esto pasa, los años se nos echan encima sin contemplación porque los años son consustanciales con la vida, con la buena vida, nunca con la mala vida.
El tema de hoy es una verdad ignorada del tamaño del mundo porque el mundo en que vivimos se ha convertido en un mundo de eso, de deshumanización, por causa de la avaricia de los grupos económicos y la corrupción del sistema político, llevándonos a vivir en un mundo que en lugar de avanzar, de evolucionar, está retrocediendo, involucionando. Pero para ser justo, no toda la culpa es de los sinvergüenzas que dirigen la política y las multinacionales o grupos económicos poderosos de cualquier ámbito, no solo industriales y banqueros, pero además, también tenemos culpa todos los pobladores de la tierra, aunque nuestra culpa, la de quienes no participamos de toda esa basura sea menor y se dé por ignorancia, por desidia, por adoctrinamiento o por estupidez, lo que de todas formas no nos exime de culpa, nos hemos convertido en víctimas y victimarios porque no podemos alegar inocencia, ni considerarnos abiertamente culpables aunque en el fondo de este asunto, sí lo seamos, con sus atenuantes por supuesto, pero culpables.
Para empezar, definamos qué es una falacia. En lógica, una falacia es un argumento que parece válido pero que en realidad no lo es, alguna falacias se cometen intencionadamente para persuadir o manipular a los demás y un buen ejemplo de fabricantes de falacias son los políticos a quienes hay que creerles muy poco, pues casi todos sus actos públicos van encaminados a manipular, desinformar y sacar provecho de cualquier cosa o circunstancia, por esa razón es que ser político es ser una mala persona y no porque la política en sí misma sea mala, no, lo son porque buscan en ella, -en la política- una forma de vida fácil a cualquier precio pues al fin de cuentas creen -y esto se los confirma la experiencia- no pagarán por sus malas acciones y se harán inmensamente ricos, por supuesto a costa de la pobreza y la desgracia de quienes paradójicamente los han apoyado, en síntesis, los políticos son el paradigma de la falacia y siendo un paradigma ejemplo o modelo de algo, en este caso un paradigma es el ejemplo de lo que no debemos imitar porque está mal.
Hablando de causas perdidas, recuerdo cual es la razón por la que estoy escribiendo este artículo, un día por azares de la vida escucho a una persona decirle a alguien con quien está hablando que no estaba dispuesta a asumir la defensa de una causa perdida y hacía una disertación sobre ello, decía con elocuencia que para qué hacer algo por una causa que no resuelve nada porque no va a pasar nada, justamente aquí es donde entro yo a hacer mi reflexión sobre lo que es o por qué se considera algo, una causa perdida.
El tema de La Pobreza en el mundo debería ser prioritario porque de él se desprenden un sin número de consecuencias que pueden llegar a ser desastrosas para el conjunto de la humanidad y esto que digo está sustentado en una estadística que dice que el uno por ciento de los ricos del mundo acumulan el ochenta y dos por ciento de la riqueza, dice también que mil millones de personas sobreviven con un Euro y trece centavos al día, pero además dice que esta cifra en muchos casos es menor, dice que dos mil cuatrocientos millones de personas sobreviven con unos ingresos diarios de un euro y ochenta y un centavos, lo que da una cifra de pobres en el mundo de tres mil cuatrocientos millones, pero hay más malas noticias. Existen en el mundo doscientos cincuenta millones de personas que se acuestan con hambre y no saben si al día siguiente podrán comer o si le tendrán que hacer un roto más a la correa o apretar un poco más la cabuya que substituye a esta, para poder mantener los pantalones en su lugar. Esta cifra es escandalosa y a mí en lo personal, me asusta porque con un grado de desigualdad tan antisocial en el mundo, no hay que tener un cociente intelectual muy alto para concluir que la supervivencia de la raza humana pende de un hilo muy delgado y que si se le sigue haciendo presión, se va a reventar y el mundo igual. 
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