El tema de hoy es: El saber

EL SABER

El tema de hoy es el saber

Hay cosas que Viéndolo bien, debemos saber para no ir por la vida pareciendo que somos imbéciles o en el mejor de los casos, cándidos.

  Teniendo en cuenta que el saber no ocupa espacio, todo lo que podamos incluir en nuestro bagaje cultural, nos puede ser útil el día que menos lo esperemos, o en el peor de los casos sin sernos útil en la vida práctica porque no

encontramos a que aplicarlo y sacarle una ventaja, sí nos puede dar satisfacciones personales y siempre será mejor saber muchas cosas aunque algunas parezcan insulsas, insustanciales y hasta tontas; que parecer cretinos por falta de conocimientos o carecer de un banco de datos personal al que poder recurrir en cualquier momento de la vida para… Como hacen los magos con su chistera, salir de un mal paso o pasar un buen rato con algo que maraville o impresione.

  Sobre esto del saber, es bueno tener en cuenta que por ignorancia podemos sufrir pérdidas en el campo material y el afectivo y que todo lo que aprendamos puede sernos de alguna utilidad en algún cruce de caminos de esos que tanto tiene la vida y que no podemos descuidar lo que nos atañe directamente en beneficio de cosas más insustanciales aunque no nos den una satisfacción personal y es aquí cuando viene a mi memoria un cuento que escuché cuando aún era un niño y los cuentos eran parte de mis horas de ocio.

   Sin más preámbulos, ahí va el mentado cuento. En una vereda de un pueblo apartado del mundo civilizado, abrieron un curso de alfabetización para que todo quien no supiera y quisiera aprender a leer y a escribir y a adquirir un poco de conocimientos generales pudiera hacerlo y las clases tenían lugar en la noche en la escuela del lugar, razón por la cual se le llamó  popularmente: La nocturna.

Juan, un campesino deseoso de aprender se matriculó y empezó a asistir a sus clases de las que salía exultante y el motivo era lo que aprendía y le dio por irse a donde José, su vecino de toda la vida a contarle las maravillas  de aprender, instándolo a que fuera con él a la próxima clase a lo que José contestaba: ¡Oh!, no; nada tengo que ir a hacer allá, yo sé lo que tengo que saber para vivir como me gusta y la verdad, nada más necesito.

 Pasaron los días y Juan continuaba con su discurso cansino y yendo más allá le preguntó: Dime una cosa, tu sabes quien fue Einstein a lo que José le respondió que no y que además de nada le serviría saberlo porque no era importante a lo que respondió Juan tachándolo de ignorante. Fue entonces cuando José le dijo: Sabes que Juan, te voy a probar que ir a la nocturna no es importante y sabes por qué, porque tú no sabes quién es Mauricio Manjarrez?

 -Y que me puede importar a mi quién es ese, a mi me importa saber quién fue Simón Bolívar, Mahoma o Víctor Hugo. Pues deberías saber quién es, porque es el que se mete en tu casa con tu mujer cuando te vas para la nocturna. Fin del cuento, fin de las argumentaciones.

  Con este cuento, he querido mostrar que todo lo que podamos aprender en la vida es importante por el simple placer de adquirir conocimientos pero nos pone de manifiesto que hay cosas que no debemos descuidar, aunque aparentemente no sean, o no nos parezcan importantes en la vida porque podríamos estar cometiendo un error imperdonable que pueda marcar nuestra vida para mal e irremediablemente y las cosas con las que tenemos que convivir estrechamente, son importantes y siempre lo serán, por tanto tienen que estar dentro de nuestras prioridades y en ello, nos puede ayudar el consejo de un amigo que sabe más del tema que nosotros o que por alguna causa, tiene un as en la manga que nos quiere compartir.

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